La sustitución de
cultivos ilícitos en marco del pos-conflicto es uno de los pilares fundamentales
del acuerdo de paz firmado el 24 de noviembre de 2016 por el Gobierno del
Presidente Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Acuerdo mediante el cual se comprometen las partes a unificar esfuerzos en “la
transformación estructural del campo mediante la sustitución de cultivos de uso
ilícito y la implementación de Planes Integrales de Sustitución y Desarrollo Alternativo
en marco de una nueva institucionalidad” (Acuerdo de paz, 2016).
Para conseguir cumplir a
cabalidad este punto del acuerdo de paz, es necesaria la participación conjunta
de las FARC, el Gobierno y las comunidades, en la construcción de este nuevo
contexto rural en marco del intercambio voluntario. De esta manera es de vital
importancia el cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Gobierno de
poner en marcha políticas y programas que viabilicen la transición voluntaria
de las comunidades de la coca a otras alternativas productivas del sector
agrícola y las FARC de poner fin a cualquier relación, que en función de la
rebelión, se hubiese presentado con este fenómeno (Acuerdo de
paz, 2016) .
Uno de los proyectos que
más relevantes respecto a la sustitución de cultivos es el del cacao, en el
cual el Gobierno se compromete a otorgar un millón de pesos mensuales y
asistencia técnica durante el primer año de sustitución a las familias que opten
por pasar de la coca al cacao, el cual si es bien implementado puede generar
incentivos a la sustitución voluntaria de cultivos al menos en el corto plazo.
Lo que no resulta muy claro es que esta política consiga tener un efecto
positivo en el largo plazo donde las familias dejen de recibir los beneficios
otorgados por el Estado y decidan retornar al cultivo de coca, el cual deja un
mayor margen de ganancia.
Sólo para hacerse una
idea, el precio base del kilo de cocaína para el año 2016 fue de $2.681.700
COP; mientras que el kilo de cacao para ese mismo año tuvo un precio promedio
de $9.000 COP. Por otra parte mientras
que la hectárea de tierra dedicada al cultivo de cacao produce al año 1200
kilos; la hectárea dedicada al cultivo de coca produce al año en promedio 7.3
kilos, de tal manera que al año una familia dedicada a la producción de cocaína
genera en promedio $8.7 millones de pesos colombianos, más que una familia
dedicada al cultivo de cacao.
Lo que hay que entender
es que para conseguir una política de sustitución de cultivos con un impacto
contundente en la erradicación de la producción de coca en Colombia. Es que la
coca no puede ser vista como un cultivo primario sin mayor valor agregado como
lo es el cacao. La coca pasa por un proceso productivo que le añade valor
convirtiéndose en cocaína para luego ser vendida en el mercado a un mayor
precio. De tal manera que si se pretende que el proceso de paz tenga un impacto
positivo en la lucha en contra del narcotráfico, se debería pensar en un modelo
productivo donde el cacao sea procesado y convertido en bienes finales con un
mayor valor en el mercado (Chocolates, manteca de cacao y/o licor de cacao,
solo por dar un ejemplo).
De esta manera se
generaran los incentivos suficientes para que el efecto de la política del
Gobierno en el postconflicto deje una huella perdurable en el largo plazo en
marco de sustitución de cultivos y la lucha en contra del narcotráfico. De lo
contrario, las medidas tomadas por el gobierno además de ser costosas no generaran
el impacto deseado.
Por: Lukas Sanz Ramírez
Economista
Erradicadores de cultivos de coca en Antioquia. / RAÚL ARBOLEDA (AFP)
Economista
Completamente de acuerdo contigo, los dos productos son completamente diferentes y no pueden ser competencia, no obstante, el cacao es una alternativa que ha funcionado en muchos de los países con conflicto relativo al tema de tierras, con implementación de marcas distintivas de chocolates provenientes de una población victima o en proceso de sustitución de cultivos. Porque en efecto, competir con los margenes de la coca que se incrementan exponencialmente en la medida que se acercan al consumidor, es imposible.
ResponderEliminarDe allí, que desde el Estado colombiano, primero cumpla con las poblaciones victima y con las que han cultivado coca, y complementarlo con al fin ponerle atención al campo colombiano. Y por parte de los cultivadores, es importante que pierdan la mentalidad de la ganancia fácil que traía consigo la coca, y comprendan y respeten que la legalidad aunque más difícil, es más gratificante para ellos y su país.
Te recomiendo: http://www.dw.com/es/conciencia-tranquila-con-comercio-justo/av-38945308
Saludos.